La reciente imposición de aranceles por parte del gobierno de Estados Unidos ha generado inquietud en los mercados globales. Entre los países afectados se encuentra Colombia, a quien se le aplicó un arancel base del 10 % a sus exportaciones, medida que ha encendido alertas en sectores clave como el caficultor, el agroindustrial y el energético.
Si bien el contexto obedece a una estrategia proteccionista que busca incentivar el retorno de la industria al territorio estadounidense, sus efectos se extienden más allá de las relaciones entre Washington y Pekín. En América Latina, naciones como Colombia, Brasil, Chile y Argentina enfrentarán también este incremento arancelario, al menos de forma temporal.
Colombia evita la confrontación y busca diálogo
Lejos de adoptar represalias, el gobierno colombiano optó por el diálogo diplomático. Acompañado por los principales gremios del país, solicitó la eliminación de los aranceles impuestos, apostando por preservar una relación comercial histórica con Estados Unidos, sustentada en más de 200 años de cooperación bilateral y en el Tratado de Libre Comercio vigente desde hace más de una década.
Ricardo Triana, director del Consejo de Empresas Americanas (CEA) en Colombia, resaltó que estas medidas deben entenderse como coyunturales. Según él, los gobiernos son actores transitorios, mientras que los vínculos entre países y empresas se construyen sobre la base de intereses comunes a largo plazo.
Un entorno global fragmentado y más competitivo
La actual guerra comercial entre Estados Unidos y China ha llevado a ambos países a imponer aranceles significativos en sectores estratégicos como el acero, los vehículos eléctricos y los semiconductores. Esto ha fragmentado las cadenas de valor globales y ha obligado a las empresas a replantear sus operaciones, con el objetivo de reducir su exposición a riesgos geopolíticos.
En este nuevo mapa económico, Colombia se posiciona como una alternativa viable para la relocalización de operaciones industriales y logísticas. Su ubicación estratégica, la calidad de su talento humano y su entorno normativo relativamente estable la convierten en un posible hub regional.
¿Qué puede significar para el empleo y los salarios?
A corto plazo, algunas industrias que dependen de insumos importados o cadenas de suministro globales podrían enfrentar dificultades que se traduzcan en presiones sobre el empleo o los salarios. Sin embargo, Triana enfatiza que este impacto no debería ser duradero, siempre que el país mantenga condiciones competitivas y un entorno propicio para la inversión.
En su visión, el fortalecimiento de la infraestructura, la simplificación de trámites y la consolidación de la seguridad jurídica son elementos clave para convertir la incertidumbre global en una oportunidad local. La meta: atraer nuevas inversiones y generar empleo formal de calidad.
¿Podrían salir empresas estadounidenses de Colombia?
Para el CEA, no hay razones que justifiquen un éxodo de compañías estadounidenses del país. De hecho, muchas de ellas llevan décadas operando en Colombia y han consolidado su presencia como parte de una estrategia regional. Hoy en día, más de 60 empresas del CEA tienen operaciones en el país desde hace más de 30 años; 18 superan incluso los 70 años de presencia continua.
Además, las cifras respaldan la estabilidad del vínculo: la inversión directa de Estados Unidos en Colombia ha pasado de poco más de USD 2.100 millones en 2011 a superar los USD 5.500 millones en 2024, según el Banco de la República.
¿Es momento de dejar el dólar?
A pesar de las tensiones comerciales, abandonar el uso del dólar no es una alternativa viable para Colombia. Esta divisa sigue siendo el eje de las transacciones internacionales y representa un canal natural de intercambio con su principal socio comercial.
La prioridad, según Triana, debe ser reforzar la competitividad del país, profundizar la relación con aliados estratégicos y mantener reglas claras que generen confianza en el entorno de negocios.
¿Colombia debería responder con aranceles?
Desde el Consejo de Empresas Americanas se advierte que cualquier respuesta debe ser pensada con criterio estratégico. Imponer aranceles recíprocos, lejos de solucionar el problema, podría deteriorar sectores nacionales que dependen de importaciones clave o de insumos estadounidenses.
Más que entrar en una confrontación comercial, Colombia debe concentrarse en diversificar sus mercados de exportación, optimizar su logística interna y mantener canales de diálogo abiertos con sus principales aliados.
Lo que se espera del Estado colombiano
Para garantizar la permanencia y expansión de las empresas extranjeras en el país, el Gobierno debe ofrecer condiciones que favorezcan el crecimiento: seguridad jurídica, eficiencia institucional, infraestructura moderna y respeto a los acuerdos internacionales.
En palabras de Triana, Colombia puede convertir la actual coyuntura en una oportunidad para posicionarse como un destino estratégico de inversión en la región. Pero para lograrlo, se requiere un compromiso articulado entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil, en torno a una visión de desarrollo sostenible, inclusivo y competitivo.