Más allá del currículum y la experiencia, cada persona lleva consigo una marca personal que la distingue dentro del mundo profesional. Esta marca es el reflejo de nuestras habilidades, valores, logros y la forma en que nos relacionamos con los demás en el entorno laboral.
De acuerdo con Darcio Fuentes, de Adecco Colombia, construir una identidad profesional coherente no es solo cuestión de imagen, sino de estrategia y autenticidad. En su opinión, comunicar los logros con claridad y mostrar el impacto que generan es tan importante como alcanzarlos.
El primer paso para desarrollar una marca personal es aceptar que algo debe transformarse. Identificar la necesidad de cambio permite abrir camino a un proceso introspectivo donde se reconocen fortalezas, pasiones y aspiraciones. Así, es posible diseñar una ruta profesional alineada con lo que realmente se quiere alcanzar.
La marca se refuerza también mediante la comunicación consciente: expresar lo que se ha logrado y cómo se puede aportar valor a nuevos proyectos. Esto no solo implica hablar de certificaciones o resultados, sino también de lo que hace única a cada persona en su forma de trabajar y relacionarse.
Por último, las conexiones humanas juegan un rol vital. Cultivar relaciones genuinas dentro del entorno laboral fortalece la reputación, y valores como la empatía y la integridad ayudan a dejar una huella memorable en equipos y organizaciones.
En resumen, construir una marca personal es un acto de liderazgo sobre uno mismo. Es proyectar quién eres, qué puedes aportar y hacia dónde quieres ir.